Los soldados nunca mueren bien;
las cruces marcan los lugares,
cruces de madera donde cayeron,
clavadas sobre sus caras.
Los soldados cantan, escupen y se crispan;
todo el mundo brama con ira y desaprobación;
los soldados se asfixian en la trinchera,
sofocados durante todo el ataque.
Ernest Hemingway
trad. de José Ramón Insa
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