Dime

 
Dime, pequeña mía,
en esta hora inalcanzable y sola
que se estira hasta ser todo el paisaje,
algo de esas cosas que yo he olvidado,
o de este nuevo tiempo de soledad creciendo.

Dime,
antes que esta tarde se caiga entre las hojas,
o antes que tus palabras se tornen musgo suave,
que yo me haré el silencio para adueñarme de tu voz.

Dime,
que yo te escucho desde aquí,
desde esta mesa con olor a selva,
desde estas cosas que te recuerdan por instantes,
desde estas horas solas subiendo como enredaderas.

Ahora que me nace todo ese amor antiguo,
yo seré apenas un leve soplo para retener tus palabras.

Dime, pequeña mía,
lluvia herida, amada ternura,
querida heredad perdida entre los años,
dime todo, algo. No importa.
Pero dime.

Rolando Cárdenas Vega

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