Mi noche es un jadeo que se alarga
como la voz de un naufrago,
y una estrella me sorbe las retinas
cegadas de ceniza.
Un cielo turbio me promete un cielo
de sombra sumergida
y un roció de cálida salmuera
me rodea los ojos.
Quiero mirar un ramo de azucenas
pero mis ojos fallan,
y siempre que hablo se despeña un aura
de pétalos amargos.
Quiero borrar las sombras apretadas
con mis manos de piedra
y mirar desde un vórtice de espejos
una desnuda imagen de alegría.
Nelson Merren
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