No te des por vencido, ni aun vencido,
No te sientas esclavo, ni aun esclavo:
Trémulo de pavor, piénsate bravo,
Y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido,
Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
No la cobarde intrepidez del pavo
Que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora,
O como Lucifer que nunca reza,
O como el robledal, cuya grandeza
Necesita del agua y no la implora.
¡Que muerda y vocifere vengadora
Ya rodando en el polvo tu cabeza!
Pedro Bonifacio Palacios
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