Las horas caen
llevándose esta vez
todo lo que el viento me habló
Eterno el día sin esperar
Eterno el día sin esperar
ya volvió con tu cielo
que se abre en dos.
que se abre en dos.
Niño precioso
que no entiende nada ya
que no entiende nada ya
cuando apareces
Tu energía es tan diáfana...
Tu energía es tan diáfana...
escóndeme antes
de que mire el mundo.
Yo sé,
yo sé que acaso
yo sé que acaso
entiendes el lenguaje del cielo
Y te recompensará
con su sal
el mar
Luis Alberto Spinetta
en Para los árboles, 2003.
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