He pasado como un hombre sin rostro
junto a incipientes mercaderes
afanosos de pensamientos y sonrisas calculados
con la mayor exactitud
y
gota
a
gota
el asco
se me fundía en las vísceras
mientras mis ojos preguntaban
entre semblantes vacíos y luces desenfrenadas
por otros ojos
para repetirme un poco
y encenderme
desde
el
fondo
como ayer.
Jaime Nisttahuz
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