Ayer me fui y ayer vine
pero me vuelvo a marchar.
Dichoso el hombre que tiene
casa donde pernoctar
y abrigo para sus hombros
y, para sus labios, pan.
Dichoso el hombre que lleva
ventanas de colegial
y corazón de geranio
y perfumes de azafrán.
Dichoso quien es dichoso
sin poderse desdichar.
Quien tiene muros de piedra
y raíces de olivar.
Ayer me fui y ayer vine
pero me vuelvo a marchar.
Enrique Morón
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