Antología:
Última apuesta / Confiar / A otra cosa / Recuperación de la vista / Ante la inmensidad / Pájaro llamador / Ideologías y Trampas / La pared parlante / Café pedantesco / El grillo intruso / ¿Piedra libre? / Basamento cristalino / A otro hablar / Inescrutable / Perseguimiento nocturno.
Fuente de la selección: "Jorge Leónidas Escudero, Poesía Completa", Colección Juan Gelman, edición especial para el Ministerio de Educación de la Nación, Ediciones en Danza, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2014.
Última apuesta
Apártense, déjenme pasar,
vengo de estar existiendo y ya lo sé
voy a las palideces. Merezco
descanso pero antes
quiero mirar atrás del horizonte para
no verme siempre aquí como árbol seco
donde no hay más que hablar.
No atajen, no digan que hay medicina buena.
dejen que me siente en el umbral
a ver pasar la última gente. Los pájaros
están escondiendo la cabeza bajo el ala.
Manden a alguien a comprar pan,
no digo de aquí sino de mañana
porque mi hambre última
es de lo que aún no he visto.
Confiar
Señor gato este blanco y negro este
que duerme a mi lado y suelta las patas
seguro de que no voy a incomodarlo. Descansa
como un trapo caído en el suelo
no vi más entrega como así un bebé
cerrar los ojos y dormir
ajeno a las traiciones del mundo
sí, porque la desconfianza lógica
entre nosotros los animales,
ver a éste dormir tan feliz
me da la sensación expansiva
de que todos los seres deberíamos ser así.
E ante este sentir le agradezco
al cariñoso gato
porque por lo menos mientras lo veo dormir
me siento amoroso con todo el mundo.
A otra cosa
¿Pongámonos bien la vida
que nos pusimos del revés?
En vez de alimentar historias de plomo
digamos cosas fáciles.
En vez de hacer de perro del hortelano,
o llorar a la luna porque no nos quieren,
echemos pájaros en el jardín de las preciosidades.
Probemos saludar a desconocidos
a ver si aparece el amor,
pues qué delgado está el mundo,
qué pálido, y necesita apoyo.
Aventa una palabra uno y afecta al tiempo futuro;
por eso hay que hablar con cuidado
y sonreír más.
Pongámonos bien la vida a ver qué pasa,
pues así como estamos se han desequilibrado
los bancos de las plazas
y si no intervenimos
¿a dónde va a ir la gente a tomar aire?
Recuperación de la vista
Yo no tengo culpa, suéltenme,
no soy malo.
estuve haciendo todo lo que los demás hacían,
armando desarmonías pero inocentemente.
No deben a prisión llevarme porque créanme,
no veía bien, cometí abuso de ceguera
no estuve a altura de saber qué.
Mejor dicho en mis andanzas mezquiné amor
porque los demás hacían así. Era el mundo
y yo ando en el mundo.
Recién he visto claramente hoy
cómo es esto de no hacer daño,
y vivo el cambio pero por culpa del pasado
nadie cree que soy inocente.
Deténganse, apártense, ahora no es ayer,
déjenme ir a donde voy,
a sentarme en el fondo de mi casa
para mirar la belleza de un álamo.
Ante la inmensidad
Fue alguna de esas noches en que miraba cielo
en lejanías sobre campo oscuro y vi
cruzárseme un relámpago lejano. Fue tal
como ver chispear una idea
en el umbral de otro mundo.
Es como si en el fondo del desierto hubiera
querido hacerse luz una verdad pero
pasó fugaz y quedé a oscuras.
Parece que la inmensidad
quiere decirme un secreto y al ver
que todavía falta mucho en mí
queda muda.
Pájaro llamador
A esto que estoy escribiendo le falta
claridá intrínseca,
mas por atrevimiento lo paso al papel
y aunque me quede lejos llegar
lo intento.
Como si fuera un capricho esto de ir a cazar
perdices en la oscuridá,
tiro tiros de tinta y yerro,
continúo mastico palabras en se me atoran
y así camino.
Créanme que si aparece la resonancia
comeremos perdices.
Un entendido dijo que tal vez
si gritara contra los muros escucharía
el esperado eco, por eso
corro de aquí a allá, pido permiso
y aunque no me lo dan insisto.
Mientras tanto allimento al pájaro llamador
a ver si atrae pájaros del absoluto.
Y entiéndase que a ahí nunca se llega
pero alcanza para vislumbrar qué es la búsqueda.
La pared parlante
En la calle donde paso
cada vez más despacio yéndome,
suelo ahí pensativo detenerme a leer
en la pared de un baldío el mensaje de amor
qu’ escribiera un joven hace años no sé.
El sol y la lluvia lo destiñen pero
aunquel tiempo lo borre
seguirá ahí para decir la vida
no muere.
Esto le conté a un amigo y replicó:
Choterías tuyas
darte cuerda ante un escrito en pared muda.
Quien escribió a fulana que la amaba
seguro hoy está en la antípoda
o es su marido golpeador.
Es decir salite,
vos estás en romanticón todavía.
E yo me alcé de hombros,
dije perdón voy a retirarme
y caminé hacia la pared del baldío
para releer vitalidá.
Café pedantesco
Nos encontramos en la calle,
dijo vamos a un café y hablamos largo.
Allá empezó con esto y lo otro...
y haciéndose el agrandao
habló hasta por los codos de nada.
Se refirió al filósofo Kant
como si fuera un can callejero
digno de pegarle una patada.
No le fue mejor a Platón:
lo comparó con un plato grande
vacío de verdades.
Su verborragia entró en la horticultura
y se fue por el lao de los tomates
como si a mí un rábano me importara.
Hizo un breve silencio para mirarme ufano
como diciendo ¿viste todo lo que sé yo?
Se limpió la boca con el dorso de la mano,
encaró por el lao de la política
y ahí fue cuando consulté mi reló y
levantando los ojos al cielo dije adiós.
El grillo intruso
En el jardín vi una rosa
y le dije: Preciosura,
es tu destino adornar un florero
pero ahí cuando te marchites
voy a tirarte a la basura.
La rosa contestó: Vos por fiero
sin pasar por el florero
vas a ir directamente a la basura.
E un grillo se metió a decir:
Perdón, ustedes no saben nada, todos,
fieros y bonitos
vamos a ir a parar al hoyo. Cri cri cri
me despido de ustedes hasta pronto.
¿Piedra libre?
Pienso que porque entro y salgo de mi casa,
voy a la plaza y me rasco, entro al café
u opino que el mundo anda rengo
ya está, soy libre.
Eso creo y ayer
conversé con un profesor amigo.
Todos somos hijos de la necesidad,
del determinismo, creo que dijo.
Me dio risa pensar que la bruta necesidad
pueda manejarnos a su antojo.
Así opiné y él agregó:
Si ahora me das una patada
no es tuyo el enojo, es del otro,
del determinismo que viene montado en vos,
caballo.
Me sentí casi ofendido y él remató:
Somos el Mono Sapiens que vive en nosotros
y transcurridos algunos miles
de siglos llegaremos al Homo Liberto,
el cual sin reflexionar
hará naturalmente lo que es bueno.
Bueno bueno dije no sé,
eso de la libertad es cosa difícil,
Xactamente, contestó el profe,
poné las barbas en remojo mientras yo ahora
me voy a dar clase
porque no tengo tiempo libre.
Basamento cristalino
El huerto estará alzado en flores
Toy escarbándome al lado de los ojos
profundas arrugas e izar abejas,
grillos principales donde metía mano
en agarrar el amor con pasto y todo.
El sauce con las hojitas puestas.
Para bajar limones, con una caña enhiesta
fui ayudarle y caímos los dos,
pos limones
a unos trébolos puestos como Dios quería
para unificarnos primaveralmente.
Esa fue la muchachaque me hizo hombre,
me pintó el bigote y para terminar bien
estuvo trabajando en mí de noche
que amanecía con las rodillas verdes.
De repente el otoño golpeó manos, voló
mi pajarito a árboles diferentes.
Y al caer de las hojas ya estaba en el colegio
a patinar tiza escalofriantemente;
pero no puedo escribir nada bueno.
Nada como con verde cuando me apuntaba el bigote
pude aislar en el pizarrón.
A otro hablar
¿Y qué puedo decir con la lengua trabada?:
esto, y la sombra piso,
palabras huecas alzo, tomo
de la cola de un ratón y lo suelto,
no es lo que busco.
Ando a ver en qué ando, qué saber,
hallar mi centro fijo, un rastro, un carozo;
me respiro y no.
Una mujer ayer su cabellera puso,
venda en mis ojos;
pero no dejé de buscar lejanías.
Quiero decir hermosas, no razones,
palabras como hombres pétalos y estrellas,
seudópodos de mí hacia lo inaprensible
Ando andando estas averiguaciones
a ver si se me desata la lengua.
Lo inescrutable
Si usted toma la punta de un conocimiento
y empieza a tirar el hilo
va a sacar una sombra.
Es tremendo y espanta,
poque si todo está unido a todo
uno piensa extraer un pez gordo
y termina vencido con la boca gusto a nada.
Mi caso es el de siempre, siempre el mismo.
Ya no puedo callar y más tranquilo
vivir sino que indago e inmerecidamente
caigo en la oscuridad.
Tras el fuego sagrado a si pellizco
me levanto alta noche y sigiloso
pongo la caña de pescar en vano.
Sin embargo insisto.
Perseguimiento nocturno
Estaba a punto de dormir y antes
de quel sueño me alcanzara
vi a un hombre caminar en calle desconocida.
puertas y ventanas cerradas,
ningún caminante a más de él.
Era verlo ir mirar a derecha e izquierda
sin rumbo al parecer no saber dónde
ir y desubicado andar así
como si viniera de otro país a buscar
lo inhallable.
Y me dije: ¿qué le pasa a este otra vez
aquí andar pobrecito de mí?
Dije, porque por el modo de andar sabía
quese individuo era yo.
Hasta que afortunadamente quedé dormido,
dejé de andar persiguiéndome como otras noches
me sucede no sé por qué.
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