Horacio Salas

Buenos Aires, Argentina, en 1938.
Monos / Ciertas mujeres parecen ignorar a Scherezade / Apollinaire en Père Lachaise / De la poesía considerada como forma de seducción.
>Horacio Salas, blog del autor, selección de poemas.
 
Monos

Cuando un hombre se rasca en soledad
con gestos propios de simios arborícolas
tal vez repite impulsos normas biológicas
que lo llevan a un acto clandestino
problemas de la infancia maltrato de los padres
o simple picazón inexplicable
Cuando un hombre escribe
de acuerdo a los dictados de otros libros leídos a lo largo de la vida
¿repite normas creadas de antemano?
¿reitera los senderos por pereza por incapacidad contexto
o por aire de época?
¿un hombre es más feliz por leer a Keats?
¿por comprenderlo?
¿o por tener en los brazos a la mujer que ama?
¿Se justifica acaso el despilfarro de horas
frente a un texto saberlo de memoria?
¿La poesía produce beneficios mensurables?
¿Es posible el amor traducido en palabras?
Tal vez amar a Proust encierre solo una marcada tendencia a la nostalgia
una simple carencia.


Ciertas mujeres parecen ignorar a Scherezade
 
La poesía les resulta menguando presente.
Ovidio
Ciertas mujeres no soportan mucho tiempo a los poetas
los aman como ráfagas
se encienden escolares casi diría románticas
en términos de caza puede afirmarse
que son presa fácil de las balas
porque las hipnotiza el reflector sobre los ojos
(aprender a mirar las azoteas descubrir angelitos
bajo antiguos balcones caminas sin paraguas en la
lluvia
reconocer el ojo secreto de los lamas)
y así por unos días intiman con Neruda escuchan a
Vallejo
pronuncian Paul Eluard dicen Solentiname
Pero de pronto (sin dar explicaciones) la realidad
quiebra el hechizo
y prefieren la lógica concreta a las palabras
a ese feroz amor que pinta soles holandeses
talla al dios de las cosechas en el jade
burila el oro de los tequendamas
y las frases escritas en una servilleta de papel
ramas de cauce de las dedicatorias
pasan rápidamente a los recuerdos
(sádicos muchachos de Bretaña lavan por diversión
a las gaviotas
que se alejan confiadas ignorando que el detergente
las hace sumergibles
y al posarse en aguas de La Mancha
se hunden como el Titanic golpeado por un iceberg
Gengis Khan ordenaba desollar al vencido
y los inquisidores hacían gotear vinagre en las
heridas
para que el sufrimiento perdurara en pobres
campesinas
acusadas de brujas confesas de haber amado al
Diablo
varias noches)
Naturalmente estas mujeres ¿prácticas?
por motivos diversos
desconocen la historia real de Scherezade
a quien sólo las palabras salvaron de la muerte.


Apollinaire en Père Lachaise

Cuánto habrá llovido desde entonces
y todo por culpa de una gripe / las mujeres
que lo amaron ya todas están muertas de muerte natural
y él por la gripe española / de cualquier forma
no hubiera llegado al fin de siglo
con sus desbordes torrenciales
y sus incendios que pueden fotografiarse por satélite
y sin embargo
los poemas se quedaron
con la venda en la frente y el uniforme azul
No conviene acumular las horas en silencio
es preciso sacar a caminar a los poemas antes
de que un golpe de aire se lleve a los poetas
caso contrario sólo queda un retrato
puras monografías / puros estudios críticos
hubiera preferido la piel / el trazo de un ombligo
las pupilas
el olor del café de la mañana
y su tibieza.


De la poesía considerada como forma de seducción

El triunfo de la palabra sobre la belleza
de la persuasión sobre la forma
de la mirada sobre el objeto
el arte del lazarillo para sobrevivir
la validez del fin sobre los medios
La estrategia
una manera peculiar de hilvanar las ideas
la ocultación de los defectos
-salvo alguno menor como un alarde-
la imagen de la inmadurez ante tendencias maternales
la protección ante la debilidad
la erudición en unos pocos casos
la practicidad cuando se trata de arreglos del hogar
una flor (la cortesía como protagonista)
la memoria implacable
lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras
descubrir una luz en la mirada
los focos de un coche que cruza la avenida
y la satisfacción
de ocultar el retrato que sigue corrompiéndose
y emerge en los instantes previos a los sueños
o se aparece puntual como el fantasma del castillo
como una culpa
como un dolor intraducible.

Horacio Salas

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