Ante Dios muerto
Cadáver de la luz, Cruz sin vida:
Si Amor ha de morir, ¿qué me sostiene?
¿Por qué la lanza que te hirió no viene
para herir mi cruel tierra transida?
¡Fecunda sangre de bondad vertida!
Por mis entrañas su raudal resuene.
Inúndame, Señor, haz que me llene
del caliente perdón de tu partida.
Libérame por fin del duro yugo
de la terrible sombra de mí mismo.
¡Apiádate de mí!... ¿Fui tu verdugo!
Y puesto en lo profundo estás ahora,
¡ahonda, ahonda hasta el inmenso abismo
para elevarme a tu divina aurora!
Stella Corvalán Vega
No hay comentarios.:
Publicar un comentario