Yuxtaposición cotidiana
I
Vender sangre o morir de hambre.
Asistir a una boda y anudar la soga.
Camuflarse para superarse y nunca encontrarse.
Adolescentes que venderían a su madre.
La Rambla llena de turistas.
Ciudades donde sobran dignatarios y faltan artistas.
Creyentes faltos de rosarios.
Revoluciones en los barrios.
Sonrisas por desfalcos y un Estado innecesario.
Mejor vivir para escribir que morir por un salario.
Arrancados los ojos y en las manos, nunca admitir que sangramos.
Hace tiempo que no me pregunto por mañana.
No me siento a gusto ni en mi cama.
Por eso de madrugada,
imagino yuxtaposiciones de la vida cotidiana.
II
Uniformes encarcelando hombres.
Costas plastificadas.
Mares de arena.
Muchas horas en bares.
Viajes para comprar postales.
Rodeados de luces como en viajes astrales.
Fractales multiplicaciones de auroras boreales.
Senderos que ya no pisará nadie.
Rutas olvidadas hacia hermosos paisajes.
Cansado de mis virajes.
Miro el acantilado.
Es como si se pudiera volver a nacer.
I
Vender sangre o morir de hambre.
Asistir a una boda y anudar la soga.
Camuflarse para superarse y nunca encontrarse.
Adolescentes que venderían a su madre.
La Rambla llena de turistas.
Ciudades donde sobran dignatarios y faltan artistas.
Creyentes faltos de rosarios.
Revoluciones en los barrios.
Sonrisas por desfalcos y un Estado innecesario.
Mejor vivir para escribir que morir por un salario.
Arrancados los ojos y en las manos, nunca admitir que sangramos.
Hace tiempo que no me pregunto por mañana.
No me siento a gusto ni en mi cama.
Por eso de madrugada,
imagino yuxtaposiciones de la vida cotidiana.
II
Uniformes encarcelando hombres.
Costas plastificadas.
Mares de arena.
Muchas horas en bares.
Viajes para comprar postales.
Rodeados de luces como en viajes astrales.
Fractales multiplicaciones de auroras boreales.
Senderos que ya no pisará nadie.
Rutas olvidadas hacia hermosos paisajes.
Cansado de mis virajes.
Miro el acantilado.
Es como si se pudiera volver a nacer.
A. Rheinn
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