¿No cesará este rayo que me habita
El corazón de exasperadas fieras
Y de fraguas coléricas y herreras
Donde el metal más fresco se marchita?
¿No cesará esta terca estalactita
De cultivar sus duras cabelleras
Como espadas y rígidas hogueras
Hacia mi corazón me muge y grita?
Este rayo ni cesa ni se agota:
De mí mismo tomó su procedencia
Y ejercita en mí mismo sus furores.
Esta obstinada piedra de mí brota
Y sobre mí dirige la insistencia
De sus lluviosos rayos destructores.
Miguel Hernández.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario