Tarde violeta



Cae de bruces un silencio frío
en el ocio violeta de la tarde.
¡Perplejas añoranzas!

Se tuercen las paredes de mi estancia.
Ronronean las luces como gatos.
El caserío soñoliento
engrisa las campanas.

El viento tiene los pies desnudos.

Se ensordece la tarde
arrastrándose, lentamente.

¡Perplejas añoranzas!

De reojo me miran los sarcasmos.

 
 
Jacobo Fijman

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