Inquietante pacto



Atrapado por lenguaje subterráneo,
Desdibujado ayer, ahora intenso,
Ese árbol me es afín.
Me bosqueja
Me proyecta.

En su memoria cuánto le roza
la corteza lo guarda en áspera
mudez.

Persigo su ritmo estático.
La otra dimensión.

Somos mezclas de savias distintas
Atados por magia vegetal.
El y yo peregrinos
plenos de luz secreta,
insensatos.

Un fuego avanza y viste de crepúsculos
su torre.
A su sombra mi follaje incesante.
Sus sueños y mis sueños
arborescentes ojos
en inquietante pacto.

Costra de mis labios
diálogo
sacramento oculto.
El y yo unidos
mas
desesperadamente ajenos.
Nunca sabre de los mundos que recrea
Al brotar incesante.

Entre sus ramas nidos insomnes
Allí el canto es movediza piel
ala silvestre.
Mi ramaje, espejo íntimo.

Siento mi nostalgia como un tacto
Palpo la suya en los verdes
más profundos.
Ahora sé
Mi tronco no lo hieren
pasados reflejos.
Lo escuda el brillo de una presencia
tierna.

Para el vértigo
la calma sellada del árbol vigilante.


Francisca Ossandón

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