Mujer de mi mala suerte



Con la patente del corazón vencida
transito entre los cadáveres
buscándote mi amor,

y no te encuentro

Mujer de mi mala suerte,
asombro del pobre,
capricho del rico.
Mujer que entraste en mi vida
a pesar de los cerrojos
que puse en todas mis puertas,
atraviesas las paredes
de mi cuerpo y de mi alma
y me derribas los muros
con que protegía a mi corazón.

Mujer de mi mala suerte
que llenas de flores a mi cementerio,
engañaste a la gitana
porque no estabas escrita
en la palma de mi mano,
ni en la borra del café,
ni en las estrellas del cielo
confundiendo a mi destino
con solo pasar corriendo
al costado de la mar...


Alguien gritó tu nombre
para que ya no pueda oír otro
resonando en el maldito mundo
donde te espero en vano,
Mujer de mi mala suerte.
Cómo duele una hora de no verte...
Cuánto pesa tu ausencia...
Estoy cansado de respirar para vos,
de encontrarte en cada instante de mi soledad
para que me devuelvas puntualmente
al día y a la hora en que te conocí.

Mujer de mi mala suerte
apagame las flores
que me quitan el sueño.
Mujer de mi mala suerte
cuando apago la luz
se enciende tu risa.
Quiero saber cómo es tu noche,
tu aliento en la madrugada,
tu ventana abierta
para calmar la sed
de no sé qué viajero.

Mujer de mi mala suerte
ni esta desgracia es tuya,
ni este dolor es mío.
Mujer de mi mala suerte
devuélveme la vida,
no quiero ser ninguno
de este nadie que todos
se llevan por delante,
porque ya no soy nada,
lo que fui está contigo
Mujer de mi mala suerte.
 
Facundo Cabral
en Pateando Tachos, 1984.

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