Visión de ensueño

 
Te soñé cuando niño: en torno mío
Agitabas tus alas de paloma,
Como el ángel risueño de las cunas
Que envuelve á la inocencia en su auréola.

‎Eras pálida entonces como el alba
Cuando en la frente de la noche flota,
Y etérea como el rayo de la luna,
Y blanca como el velo de las novias.

‎Al despuntar mi dulce adolescencia.
Otra vez te soñé: tierna y piadosa.
Surgías á mi paso como un astro.
Girando entre mi espíritu y la sombra.

‎¿Dónde no estabas tú? yo te veía,
Hada de mis ensueños protectora,
Ya viajera en el ala de las nubes,
Ya flotante en la espuma de las olas.

‎No eras pálida ya: te coloreaba
Ese tinte indeciso que eslabona
La nítida blancura de las nieves
Y el esplendor de llama de las rosas.

‎Después, mi juventud lanzó en relámpagos
La luz primaveral: brilló la antorcha
De los sueños de amor sobre mi frente,
Y un nuevo sol precipitó las horas.

‎Mi alma de poeta sintió el vértigo
Del abismo de luz; la sed de pompa
Del cielo tropical, cuando despierta
Palpitante en los brazos de la aurora.

‎¡Y te volví á soñar! visión del nido
Que tiembla bajo el manto de las hojas;
Destello del amor de una mirada,
Poema del arrullo de las tórtolas.

‎¡Creación de la esperanza, que resume
El Edén de la vida y su corona,
En un vestido blanco ondeando al aire
Sobre un tapiz de margaritas rojas!

‎Eso eras tú cuando golpeó mi lira
A la puerta del templo de la gloria;
Eso eras tú cuando busqué en el cielo
El alma hermana de mi alma sola.

‎Hoy todavía, tu inmortal sonrisa
Entre mis labios el suspiro ahoga;
Hoy todavía, misteriosa estrella,
Sobre la noche de mi vida flotas.

Martín Coronado

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