No vale la pena vivir de esta forma

 
No vale la pena vivir de esta forma,
contando los días, calculando sombras,
besando a los hijos y atando sus manos
y odiando la lluvia porque no sembramos.

Suponernos buenos y apenas ser mansos,
y no sentir culpas si el billete es falso
porque fueron otros los que lo imprimieron
y es fácil mentirse ignorando el juego.

No vale la pena respirar sin carne,
callando injusticias, renunciando al hambre;
nadie se hace libre cambiando de dueño,
ni hay calma posible negociando el miedo.

Ni cultos ni ciencias, más simple y más claro:
Dar como sentimos, ser como pensamos;
que hay una pradera entre dios y el césar
con manos y estrellas que son solo nuestras.

No a los que nos compran, no a los que nos venden.
No. Porque hay conciencia y hay quienes nos quieren.
No, con la serena firmeza del tiempo
o con la tormenta si no alcanza el viento.

Quien sueñe distancias que no llore olvidos,
quien quiera justicia que descuente amigos;
que aunque a veces duela y te dejen solo,
no vale la pena vivir de otro modo.

Raúl Gómez de Oliveira
2001.

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