Tatiana Oroño

 
Dios escribe derecho

por caminos torcidos. El poeta
no concede entrevistas/la sala da
cobijo. La lectura nos guarda con su fanal oscuro.

Una voz de zapatos arrastrados
en los sótanos
de la garganta. Esta es la noche
quien no pudo
sentirla
así
no la conoce.
El poeta cocea. Lee.
Lee.

Arrastra por la noche su garganta. Arrastra con las letras airadas
la dolor. La entera
cabellera

de andrómeda o de
madre que
peinaba
con mano
que escribiera
ahora pasa las páginas

de la vida
que fuimos. Qué
fuimos. Piragua agua estelada
barca. Qué. Asaltantes
del cielo.
Hijos de las metáforas.
Lirios del campo. Briznas. El pasto de las fieras.

Cuerpos vivos. Vivíparos.
Hijos
de la palabra. Rezumos de la voz. De todo lo que fuimos

queda lienzo.

Una tela del alma
sin usar.

A ciegas
se la escucha
rozar en el regazo
mientras la voz humana
mana y la beben
los ojos y la
acechan
las trompas del oído
y el
escuchar vuela
se va
tras
las bandada oscura
de las páginas
abiertas de Juan
Gelman.
 
Tatiana Oroño

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