Padrenuestro
A menudo la soledad
con su gran rumor de silencio
merodea en mi alma.
Las almas oscuras de los murciélagos
azotan ilusiones sombrías en los vidrios.
Friolentas, las chimeneas
echan su aliento triste,
hacia los caminos libres y sin huellas
del cielo y del tiempo.
La respiración de flor del niño
ahuyenta los malos espíritus
mientras voy trizando la mirada
en la negra arquitectura de los libros.
Mi lámpara
como la hoja trágica de un puñal
atraviesa el corazón del alba.
Winétt de Rokha
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