Esto que tengo en las manos
que parece un periódico
no sé si es de este año
o del siglo pasado.
Veo sus páginas pero no distingo fechas.
Fueron borradas por lectores caníbales
y sus fotos arrugadas semejan perros durmiendo.
Tampoco distingo su nombre, como si el tiempo amonestara
a sus dueños.
Tampoco veo firmas de cronistas y avisos comerciales
fueron tapiados con piedras.
Pero si bien no sé su procedencia siento pasos
de hombres que caminan por sus páginas.
Y parece que fuera yo mismo diseminado en nada
arrugado en un olvido que sólo es sombra.
Carlos Amador Marchant
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