Me subo en todos los trenes
pero bajo en Buenos Aires,
no la entiendo, día a día
la construyo, sueño a sueño.
Loco empeño que comienza
y termina en mí,
donde el corazón y sus recuerdos
le alimentan y crecen sus historias.
La memoria se mira en el río
y me devuelve antiguos colores,
pequeñas historias,
cuestiones menores de aquellos que conocí,
los que tal vez fueron solo un pretexto
para escribir la obertura
de mi poema universal.
Por aquí pasaron todos los que he sido,
persiguiendo a la misma canción que persigo.
Buenos Aires es un barco gris
que navega alrededor de si mismo,
en el mar de la nostalgia
que algunos llaman río.
Buenos Aires es un ruido
en el centro de los temores,
como la vida es un pequeño estallido
entre dos grandes silencios.
Buenos Aires es el incendio
de mil cosas vanas.
Buenos Aires es el costado que me faltaba
para ser un hombre entero.
Si no le canto, me muero.
Buenos Aires es un cuero
secándose al infinito,
Buenos Aires es un circo
para caminar por la cornisa
del lado del vacío.
Buenos Aires es un valle de cemento
al borde de la tristeza,
Buenos Aires es el tango
donde Malena llora como ninguna.
Buenos Aires, la reina de lata
cara maquillada, pies en alpargatas.
A veces me sucede Buenos Aires
fantasma del que aprendo la nostalgia,
de todos los que fuí cuando la niebla
de todos los que soy cuando la magia.
A veces yo me encuentro y no me encuentro
donde Florida enciende a las muchachas,
donde el tango es un asunto misterioso
desesperado amor que me declara.
A veces si Piazzola me desata
comprendo todo el ancho de mis calles,
que a fuerza de canción me pertenecen
como el sabio silencio de los valles.
A veces cuando Europa está cansada
o el desierto se duerme en los camellos,
regreso a caminar lo caminado
en busca de no sé qué antiguo verso.
A veces, casi siempre Buenos Aires
me queda tan de paso como el sueño,
entonces en Corrientes o en Lavalle
al más exacto espejo recupero.
A veces me sucede Buenos Aires
y siempre me sucede en los caminos,
que me brindan el pan que no sabía
y me quitan mi más preciado vino.
Facundo Cabral
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