Sabor de Buenos Aires

 
Anduve solo y perdido
en la neblina del barrio.
Cuando en cada café y en cada esquina
se me ganaba al corazón un tango.
Buscando sabor de Buenos Aires
pasé por unas calles que hoy cambiaron
y en los mismos cafés vi hombres solitarios
que de su juventud vinieron con sombreros,
y así nomás quedaron
leyendo un viejo diario.
Sentí todo el sabor de Buenos Aires
llegando del pasado
caminando por las calles de recuerdos palpitantes
y en un umbral, sentado, igual que antes
oyendo un viejo tango,
vi un hombre silencio;
callado, parecía misterioso
cantando, era el patrón de Buenos Aires.

Carlos Mastronardi

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