El cristo de Dalí



Siempre desde abajo pudimos mirarle 
y aun de nuestra altura miramos a Cristo, 
mas nunca hasta ahora pudo contemplarle 
alguien de lo alto, ni de allá fue visto.
 
Pero así el artista consiguió pintarle, 
en tremendo escorzo con genio imprevisto, 
mirando de arriba, y supo evocarle 
de terreno ambiente al fin desprovisto.
 
Brazos y cabeza en un primer plano 
provocan sorpresa por su recio encuadre 
y el extraordinario grandor del proyecto. 
 
El cuerpo en su fuga termina lejano, 
el estar arriba nos acerca al Padre 
y de arriba vemos el terrible aspecto.


Marilina Rébora

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